martes, 5 de noviembre de 2013

Pinillos

Acabo de leer que murió ayer en Madrid el profesor José Luis Pinillos y tengo el corazón en un puño: a este psicólogo le hice yo mi primera entrevista como periodista (entrevista como género; ya había publicado otras informaciones). Fue en Casa Fermín de Oviedo, hace 27 años, y luego le enseñé aquella maravillosa ciudad que rezumaba saber por todas partes gracias a los premiados por la Fundación Príncipe de Asturias entre los que estaba él mismo (era la época en que acababas en Babilonia... qué tiempos). Pinillos había emergido como gran estudioso médico de la Psicología española en una época en la que ésta estaba dominada por Vallejo Nájera, un buscador infatigable del gen enfermo que lleva a los marxistas a estar equivocados en sus opiniones. De esa familia llegó luego un libro ('Locos egregios') que enseñó a los españoles que los autoritarismos de todas las épocas estaban dirigidos por un chalado –no decía nada del franquismo, pero muchos lo sobreentendimos rápidamente– y más tarde un personajillo que aún anda dando guerra por ahí. Pero lo de Pinillos era otra cosa: era el saber, la Universidad y el señorío. Porque este señor era, al mismo tiempo, un gran investigador y el abuelo que todo el mundo querría tener. Veo ahora sus fotos y le recuerdo perfectamente, con su pelo blanco, su pajarita y ese aire que le hacía parecerse al fundador de la librería Cervantes de Oviedo y a Caro Baroja. Las circunstancias me obligan a despedirme hoy de José Luis Pinillos definitivamente, pero lo hago con la seguridad de que sus enseñanzas estarán para siempre conmigo. Ciao, profesor.

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