miércoles, 20 de marzo de 2013

Excepciones

Por razones de edad que no voy a explicar, conozco muy bien las argumentaciones que, en la Transición, estaban detrás de los ingresos de nuestros políticos. En el Congreso, se decidió que una sola legislatura validaba para cobrar la pensión máxima pensando en gente como Dolores Ibarruri, Horacio Fernández-Inguanzo, Rafael Alberti o Santiago Carrillo (en el PCE) o Rafael Fernández (en el PSOE) cuya avanzada edad presagiaba que no dudarían mucho y se consideraba que ello no debía impedirles disfrutar de una vejez en condiciones.
Del mismo modo, se decidió que la falta de cualificación no era un impedimento para entrar en la vida pública pensando en Nicolás Redondo y Marcelino Camacho, que habían renunciado a crecer en su trabajo para luchar por los derechos de los trabajadores. O se estableció un pago por los consejos de administración cuando se quería que estuvieran en ellos gentes de éxito que perdían dinero por dejar de ocuparse de sus empresas.
Pero llegó la partitocracia y su toma de los centros de decisión. Y sucedió que la excepción se transformó en norma, de modo que los diputados empezaron a recibir la pensión máxima de jubilación con sólo una legislatura de cotización, las gentes sin cualificación empezaron a copar los primeros puestos y donnadies empezaron a cobrar por estar en un Consejo de Administración. De aquellos polvos de entonces tenemos los lodos de hoy, en los que a un político no se le pasa ni la mínima. Lo siento.

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