lunes, 31 de enero de 2011

Sobre lo de Riopedre

Trata de guardar, Don Gato, un silencio prudente sobre el extraño caso que instruye Ana López Pandiella –más por deontología profesional que por vocación–, pero se lo impiden quienes le preguntan por ello.
Tal que:
–Le sorprende que alguien piense que puede fugarse un hombre que toma 25 pastillas diarias y que ha sufrido varios infartos.
–Le indigna que un empleado público deplore las prácticas profesionales con que muchos de sus paisanos se ganan la vida.
–Le avergüenza el seguidismo con que algunos de sus colegas y sus pretendidos líderes reaccionan ante lo que les amenaza.
–Le repugna la facilidad con que algunos individuos mantenidos para ser justiciandos acaban convirtiéndose en justicieros.
Al tiempo que:
–Cree conveniente que se sepa que la prisión preventiva se justifica si hay "alarma social, riesgo de fuga o riesgo de que se destruyan pruebas".
–Advierte de que inspirar confianza en el contratante es condición 'sine que non' para que una empresa o autónomo tenga trabajo.
–Aplaude que los medios de comunicación nacionales sigan negándose a publicar toda información que no puedan contrastar.
–Desea con el mismo fervor que se castigue el delito y que se respete la presunción de inocencia ante cualquier acusación.
De modo que: Espera que el caso acabe como deba, pero cuanto antes.

No hay comentarios: