miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sobre los sindicatos

Don Gato ha decidido colgar en esta web todos sus trabajos de la temporada que empieza. Como este artículo que acaba de publicar:

"Todo indica que los españoles acabamos de descubrir la Historia y que creemos que nuestra ética del momento permite revisar cualquier decisión adoptada en el pasado, en la medida en que argumentos de hace tiempo parecen justificar una España de hoy que no nos gusta del todo. Esta querencia revisionista se puede llevar tan atrás como se quiera (como hacen los nacionalismos, sin razón): hasta la Revolución Industrial; hasta la Ilustración; hasta la Revolución Francesa; hasta el Medievo; hasta el Imperio Romano… o hasta al momento de las Glaciaciones, por poner. Aunque los españoles hemos convenido en que es suficiente –para las cosas de hoy– con fijar la Transición como punto de inflexión de nuestra historia reciente… y en repudiar todo replanteamiento de lo anterior.

Pero situar en la Transición el tope de la vuelta atrás en el pasado del Sindicalismo español condena al fracaso el revisionismo que se ha vivido a propósito de la huelga general del 29-S. Porque, hoy, los sindicatos son instituciones del Estado español tan legítimas como la Monarquía o los partidos políticos, por citar. Dado que la representación sindical de los trabajadores en la negociación colectiva está recogida en la Constitución, el mismo texto legal que establece que España tiene "una Monarquía parlamentaria" y que determina que "el Rey es el Jefe del Estado".

Así las cosas, tan legítimo es que Juan Carlos I sea rey de España como que los sindicatos representen a los trabajadores. Y, por tanto, tan difícil es revocar esa representación sindical como lo es sacar a los Borbones del trono. De hecho, es tan difícil hacer ambas cosas que se necesita el apoyo de dos tercios de las Cortes. Y estas garantías al sindicalismo en España –que nadie ha regalado, sino que derivan de años de trabajo– conviene destacarlas cuando (como ahora) hay quien se empeña en hacer de los sindicatos los culpables del gasto del país. Porque mienten quienes les imputan en exclusiva esa cuenta. Al fin y al cabo, si es seguro que los sindicatos tienen un gasto desmesurado para sus necesidades, igual de cierto es que lo tienen los partidos, las Fuerzas Armadas, la Justicia, las Fuerzas de Seguridad, la Patronal, la Iglesia o la Administración. Y ello no impide que sólo las centrales estén en cuestión en este momento.

Injustamente, porque los gastos de los sindicatos no bajan del cielo, sino que se aprueban en foros ajenos dentro de las partidas ‘Personal ‘ o ‘RRHH’. Así que, si nuestros sindicatos fueran beneficiarios de prebendas (como se afirma), nunca lo serían por habérselas autoconcedido –ya que no tienen capacidad para ello–, sino porque se las dieron otros.

Y, siendo así: ¿por qué son el enemigo? Es fácil de imaginar. Sobre todo, si se recuerda que la derecha gusta de usar argumentos ‘grandes’ para hacer creer que, de su mano, España ajustará cuentas con la Historia, en tanto oculta (como hace ahora) que de esa historia es más responsable ella misma que el resto de España (como corresponde a un país con un pasado de repetido y prolongado tinte autoritario).

Es fácil entender que los sindicatos sean el enemigo porque sus liberados caigan mal, ya que nadie los imagina trabajando ‘de sol a sol’ por los trabajadores. Porque, aunque sea verdad que "de sol a sol" ya no trabaja nadie, también lo es que el inconsciente colectivo supone una jornada mayor para el ‘obligado’ que para el ‘liberado’. Aunque la realidad no siempre le dé la razón: todo el mundo conoce al 'principal' currante de un turno, que cuenta a los suyos cómo el resto del equipo "no pega ni chapa". Lo malo es que cada uno de ese equipo también dice que sólo él trabaja.

De modo que alguien miente. Y las estadísticas dicen que la productividad es menor en España que en el resto de la UE. Lo que prueba que en este país hay mucha gente que sobrevalora su trabajo ante sus amigos.

Al final, lo peor es que, si en un país tan poco productivo como el nuestro se ve la liberación sindical como una posición laboral envidiable, es porque ésta parece ser el primer paso para cobrar sin trabajar, lo que no debería desear nadie. Es más, y respecto a los sindicatos: si muchos trabajadores olvidan que son ellos quienes se benefician de liberar a un compañero, porque les interesa que éste dedique todo el día al interés común, es que el sindicalismo ha dejado de entenderse. Lo que indicaría que ya es tiempo de revisarlo. Y, al hacerlo (por cierto), convendría que se tuvieran en cuenta las nuevas realidades, ya que hay gentes (como los autónomos, por citar) que esperan ese sindicalismo nuevo como al agua de mayo."

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